El juego de Zancos tiene un pasado mítico y ritual significativo: en el Capítulo XIII del Popol-Vuh se relata el Chitic o baile con Zancos que realizan los mellizos Hunahpú e Ixbanaqué para engañar a los sangrientos señores del mundo subterráneo de Xilbalbá.
En la Relación de Cosas de Yucatán, fray Diego de LANDA -el célebre Obispo de MANÍ- describe cómo los Mayas celebraban el año nuevo bailando sobre Zancos gigantescos, cuando éste coincidía con un día llamado Muluc; sin embargo, donde se nos revela en todo su esplendor el simbolismo solar y vegetal de este ritual es en el Códice Tro-Cortesiano en el que el dios del maíz, montado sobre unos Zancos -como tallos- era tocado por el pez (su doble) que semejaba la mazorca. En su Leyendas de Guatemala Miguel Ángel ASTURIAS reafirma este simbolismo cuando el dios Maya Cuculcán, subido sobre Zancos grita que lo hace para parecerse al Sol, y agrega: "... De la punta de mis pies a mi cabeza tengo una escalera de latidos para que subas conmigo a las ramas en que se reparten los frutos, las semillas, las cinco semillas de los cinco sentidos."
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