Las opias eran para los indios las animas de los hombres muertos; una
especie de espíritus femeninos del aire que hacían aparición incorporal
durante las noches. Junto a esta entidad, aparece en la leyenda indígena
el operito, fantasma nocturno con forma humana, que era conocido porque al
no ser engendro natural de útero humano carecía de ombligo. Hoy la
leyenda indígena es recordada por los campesinos en la aparición de la
Jupia, mujer fantasmal que ronda por los montes oscuros en las noches
silenciosas y profundas de los campos...
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