Cataratas del Iguazu

La leyenda guaraní sostiene que fue obra de un dios celoso de una bella muchacha llamada Naipú, que vivía a orillas del río y de quien se había enamorado. Pero Naipú prefirió los amores de un mortal, y se marchó con su amante en una canoa. El dios, enfurecido, produjo las cataratas para detenerlos.

En 1541, el adelantado Alvar Núñez Cabeza de Vaca descubrió los "Saltos de Santa María" mientras cruzaba la costa atlántica desde el estado brasileño de Santa Lucía hasta Asunción del Paraguay. Formadas por más de 3 kilómetros de saltos de una altura media de 80 metros, las Cataratas -en guaraní "agua grande"- del Iguazú minimizan a las del Niágara, especialmente por su tamaño y colorido.

El río Iguazú, que nace en la zona brasileña de la Serra do Mar y fluye hacia el oeste en un curso sinuoso de 500 kilómetros para desembocar en el Paraná, arroja su caudal
de agua desde una altura de 70 metros a través de 275 saltos diseminados en forma de media luna. Prácticamente todos se encuentran en territorio argentino, porque el
límite pasa por la descomunal Garganta del Diablo, un desfiladero con paredes de agua de 150 metros de ancho por 700 de largo. Para acercarse a este salto, lo mejor es hacerlo en un bote neumático desde Puerto Canoas, sin ningún riesgo ya que, lamentablemente, la pasarela de Puerto Canoas a la Garganta del Diablo se perdió por causas naturales.

Dentro del Parque Nacional Iguazú, el río se ensancha 1.500 metros y tuerce hacia el sur, para luego retomar hacia el norte, formando una enorme U que contiene la gran falla que da lugar a un abrupto desnivel en el terreno. En esta curva abundan islas e islotes que fragmentan el río en numerosos brazos; cada uno de ellos dará lugar a un salto al llegar al barranco.

Como bien se dice en la región: "Argentina pone el espectáculo y Brasil cobra la entrada", porque para tener una visión de conjunto conviene cruzarse unas horas al país vecino. Sin embargo, para conocer los saltos de cerca y observar la increíble variedad de plantas y aves, lo mejor es explorar detalladamente las pasarelas y senderos argentinos.

Cuatro horas es lo mínimo que se requiere para recorrer los varios kilómetros de pasarelas. El paseo se divide en dos circuitos: el Inferior -cuya extensión es de 1 kilómetro y requiere más de una hora de caminata- y el Superior. Este último, tiene 700 metros de largo y recorrerlo lleva cerca de 30 minutos, es ideal para los amantes de la flora y el más descansado, ya que no hay que trepar y uno no corre peligro de mojarse. Conviene hacerlo a la mañana y dejar el Inferior para después de almorzar.

Es recomendable desembarcar en la isla San Martín, el peñón incrustado en el centro de los saltos más importantes donde se filmó gran parte de la película La Misión. Vale la pena, sobre todo para ver el salto Escondido y La Ventana, una extraña formación rocosa donde anidan los "jotes" (pajarracos enormes tipo buitres que sobrevuelan las
cataratas).

El Parque Nacional Iguazú ocupa 55.000 hectáreas de selva tropical que alberga más de 2.000 especies conocidas de plantas, 400 variedades de aves -la tercera parte del total de las argentinas- y una serie de animales típicos, como el yaguareté, los lagartos o yacarés, coatíes, puercoespines, carpinchos, monos y hasta los auténticos macucos -especie de pavas de monte, que le dieron el nombre al sendero.

Ideal para recorrerlo en mountain bike, el Sendero Macuco es una picada de 4 kilómetros ubicada dentro del Parque Nacional, que atraviesa uno de los ambientes naturales más ricos del país.


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