La música es su vida y su mayor diversión. Así define su relación con el arte un talentoso músico argentino que, desde pequeño, encontró en los acordes un refugio y una pasión. "Me divierto mucho con la música. Desde que fui creciendo, la música fue parte de mi vida. Mis viejos son músicos, por eso quizás fue más fácil tener amor por los acordes", confiesa el artista, quien se considera un verdadero melómano.
Sus inicios en la música estuvieron marcados por la calle. En 2007 comenzó tocando en distintos puntos de Buenos Aires, llevando su arte a los transeúntes. "Estuve tres años como artista callejero. Empecé en Lomas de Zamora, me fui a Quilmes y terminé en Florida", recuerda con emoción. Su talento no pasó desapercibido y una oportunidad inesperada cambió su destino: "Me llamaron de México para tocar en unos conciertos y, a través de eso, cuando volví, una de las artistas que más me ayudó fue Teresa Parodi".
La reconocida cantautora fue clave en su carrera. "Teresa tenía una reunión con el presidente de la compañía discográfica Sony y me dijo que la acompañara. En la reunión le pidió que me escuchara y me contrataron. A partir de ahí empecé un camino increíble con la música a través de esta compañía, y fueron 10 años de trabajo y crecimiento enormes", relata con gratitud.
Más allá del éxito, su pasión siempre fue compartir la música. "La idea de tocar en la calle no era económica, sino compartir la música con la gente. Lo que hice con el primer dinero en la calle fue decirles a mis padres que yo me iba a pagar la escuela", cuenta con orgullo.
Hoy, su nombre resuena en la escena del folklore argentino y su historia es un testimonio de esfuerzo, talento y amor por la música. Desde las calles hasta los grandes escenarios, su camino es una inspiración para quienes sueñan con vivir de su arte.
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