Los Chalchaleros
Ceibo maduro, tu sombra ya no está. Trunca quedó tu vida; te han hecho descansar y el monte santiagueño por vos quiere llorar. Tierna madera de sabor musical: se macera tu tronco, tu savia vegetal y los parches curtidos te vienen a abrazar. Al vibrar sus entrañas, mi canto quiere salir, repechando las zambas que lleve en el sentir de este bombo legüero, que canta junto a mí. Las chacareras alegran su compás y encienden las espuelas del gaucho al zapatear. Suele dejar sus penas, saliendo a bagualear. Cuando la vida nos separe a los dos; quizás alguna estrella llegue contándonos, en tientos de esperanzas, que hay un mundo mejor.
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